Rio Manzanares una recuperación sin grandes inversiones

El rio Manzanares a su paso por la ciudad de Madrid ha recuperado su aspecto natural tras la realización de una sola actuación, eliminar las barreras físicas que se construyeron para retener el agua que transcurre por este y así crear láminas de agua, cuyo fin era dar al río un aspecto de río caudaloso y navegable. El agua del rio manzanares se compone en un tercio de agua procedente de la depuradora de aguas residuales de viveros y estas barreras provocaron, ciertamente, una retención de agua, pero sus consecuencias fueron la acumulación de lodos con un alto contenido en nitrógeno y fósforo que daba lugar a malos olores.
A principios de 2016 se decidió dar solución a este problema y lo que se proyecto fue re-naturalizar el río. Para ello se elaboró, por técnicos de Ecologistas en Acción, el Plan de naturalización y restauración ambiental del rio Manzanares a su paso por la ciudad de Madrid. En este plan se establecieron una serie de acciones que comprendían: 1) La eliminación de las barreras que retenían el agua y dejar libre el curso del mismo. 2) Se proyectó crear riberas donde replantar vegetación autóctona.
Tras iniciar el plan y ejecutar la primera acción al cabo de pocos meses el caudal que se generó provocó la aparición de orillas, islas y meandros donde, por acumulación de semillas, fue apareciendo vegetación. Esta vegetación está compuesta, según los gestores del proyecto, por enea (Typha latifolia) en un porcentaje alto, y por sauces (Salix alba, S. salvifolia y S. atrocinerea) y álamos blancos y negros. Esto demuestra que lo que el ser humano modifica la propia acción del rio lo recupera siempre y cuando se le deje actuar. El propio rio en su recorrido ha dispersado, por las zonas en las que antes no había, semillas de diversa variedad de especies, en su mayor parte autóctonas. El rápido e intenso desarrollo de la vegetación que se ha producido, en algunos casos como el de las eneas donde se han encontrado individuos que han superado el metro y medio de altura o el de los álamos y sauces donde se ven ejemplares que han superado hasta los tres metros de altura; se debe, según los gestores del proyecto, a una conjunción de factores: 1) Las altas temperaturas del verano. 2) La continua presencia de agua con un caudal más o menos constante. 3) La presencia de nitrógeno y fosforo procedente de la depuradora de aguas residuales de viveros. En este último factor podemos apreciar que cuando el agua estaba estancada por la acción de las barreras físicas suponía un problema de malos olores. Sin embargo con el caudal libre las concentraciones que existen sirven de nutriente para la vegetación que ha crecido.
La rápida y sorprendente aparición de vegetación ha venido acompañada de un aumento de la biodiversidad tanto en calidad como en cantidad. Se están observando gran cantidad de peces de varias especies; también de aves y se prevé la aparición de nutrias que sí se encuentran en los tramos superior e inferior respecto al tramo que atraviesa la ciudad.
Esta recuperación ambiental se traduce en beneficios sociales, los madrileños y madrileñas apenas miraban al río cuando se veía como una sucesión de láminas de agua inertes y oscuras. Sin embargo el incremento sustancial de la biodiversidad y de sus valores estéticos hace más atractivo y agradable a los madrileños el paseo por la ribera del rio. Además se han eliminado los problemas de malos olores y la aparición de roedores y mosquitos.
Una vez más la naturaleza nos demuestra que si se levanta la presión sobre la misma, rápidamente tiende a regenerarse. La re-naturalización de los ríos a su paso por las ciudades son proyectos que deberían impulsarse pues con un presupuesto reducido y en un corto periodo de tiempo, se pueden obtener importantes mejoras medioambientales y sociales.
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