El dióxido de carbono, o en su formulación química CO2, se ha convertido en uno de los protagonistas de nuestras vidas. Su presencia en la atmósfera ha hecho que se le considere una pieza clave en el proceso de calentamiento global. Según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Calentamiento Global el aumento de las emisiones de este elemento, junto con el resto de gases de efecto invernadero (Metano, Ozono y Vapor de Agua), provoca el aumento de la temperatura global de La Tierra. En estos momentos ya se habla de un aumento de 0,8 °C, la mayor parte en estas últimas tres décadas, según indican el informe elaborado por la NASA, respecto a la temperatura media de La Tierra antes de la revolución industrial, hablamos de finales del siglo XIX, momento que se toma como punto de inflexión debido a que el ser humano, a partir de esta fecha, empieza a ser determinante en las emisiones de CO2 a la atmósfera. Las emisiones de este gas  empezaron a ser industriales, es decir, en grandes cantidades. En períodos anteriores la emisión de CO2 provenía en su mayoría de la descomposición o fragmentación natural de la materia orgánica contenida en las plantas, la caída de un árbol, las hojas o los frutos de estos; y en menor medida por del ser humano debido a la quema de leña o carbón natural. Las plantas a la vez que producían CO2 al descomponerse también lo absorbían, ya que es un alimento imprescindible para su crecimiento. En este proceso de emisiones y captación de CO2 se daba un equilibrio que permitía mantener un nivel de CO2 en la atmósfera apto para que el planeta Tierra mantuviera una temperatura idónea para el desarrollo de la vida.

Como digo anteriormente, en un primer momento fue a partir de la revolución industrial cuando empezó la emisión acelerada de CO2 a la atmósfera. El CO2 ya no provenía únicamente de la descomposición natural de la materia orgánica, sino de la descomposición masiva de materia orgánica que se producía al quemar carbón. Para obtener esta materia de manera que pudiera satisfacer la demanda existente se empezó a generar carbón vegetal de forma industrial. El origen de este carbón era de la tala de masiva de árboles o de la extracción de las minas.

Posteriormente con el descubrimiento del petróleo se desarrolló una economía en que la energía se obtenía de la quema de este. El petróleo en su composición es materia orgánica fósil por lo que al quemarlo elimina CO2. Es decir, una nueva aportación extra de gases que unido al procedente de la quema de carbón y a la tala de árboles, que son los mayores responsables de su absorción y por lo tanto de su eliminación de la atmósfera, provoca que los niveles de CO2 sean más elevados y contribuya con ello a calentar en  mayor medida la atmósfera.