Aluminio en Nuestras Vidas

El aluminio es un material que se encuentra presente de manera abundante en nuestra vida diaria. Principalmente en las latas de refrescos pero también en ordenadores, material de menaje, botes, bicicletas, automóviles, aeronaves y en cualquier producto que requiera un metal ligero pero fuerte.
La producción de aluminio procedente de aluminio reciclado fue una práctica común desde principios del siglo XX, y se usó con mucha frecuencia durante la Segunda Guerra Mundial, por lo que no es una tendencia nueva.
El aluminio procedente del reciclado es más económico que el obtenido de la extracción de la mina. Incluso si incluimos los costes de recogida, separación y reciclaje, estos suponen un menor coste que el proceso de extracción del aluminio de la bauxita mediante electrólisis de la alúmina (Al2O3). Además la emisión de C02 es menor al 5% del que se produciría en la producción de aluminio desde su extracción en la mina, transporte y producción. Ya que el reciclaje no daña la estructura del metal, el aluminio puede ser reciclado indefinidamente y ser usado para producir cualquier producto que hubiera necesitado aluminio nuevo.
A todas estas ventajas medioambientales y económicas hay que sumarle la facilidad en el proceso de reciclaje. El aluminio para reciclar se obtiene o bien de los residuos sólidos urbanos (RSU), en este caso hablamos mayormente de las latas de refrescos, que tras su transporte a una planta de separación, son separados del resto de los residuos mediante el uso de separadores electromagnéticos. O bien del desechado en talleres de carpintería metálica u otras industrias que usan como materia prima el aluminio.
El aluminio obtenido de RSU y de las industrias es transportado a plantas de producción de aluminio donde se somete al siguiente proceso:
1º. El aluminio es troceado para minimizar el volumen y facilitar posteriores tratamientos.
2º. Se somete a una limpieza química y mecánica.
3º. Tras la limpieza los trozos de aluminio se empaquetan formando grandes bloques en los que se hace difícil la entrada de oxigeno, el cual haría que se oxidara el aluminio durante el siguiente paso.
4º. El aluminio se somete a un proceso de fundición. Para esto es introducido en altos hornos donde es sometido a temperaturas aproximadas de 700 ◦C.
5º. El aluminio fundido se introduce en diferentes moldes dependiendo de destino final al que se vaya a destinar.
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